Capítulo 149
Fabio, tu
Sebastión iba a decir algo más, pero Fabia la interrumpió desde el otro lado del teléfono: “Parece que Fernanda ya desperto, mejor Sr. Borrego vaya a cuidar de Lorena. Hasta entonces“.
Fabio colgó el teléfono
La cara de Sebastia se oscureció y la mano con la que sostenia el teléfono casi se volvió blanca de la presión.
“Señor Sebastián
El guardia de seguridad no pudo evitar decir: “¿Qué tal si viene otro día?”
Sebastián lanzó una mimda fria al guardia, quien inmediatamente se quedó sin palabras.
Mientras tanto, Femanda se despertó confundida en su cama, se fotó los ojos y preguntó: “Alguien llamo?”
Fabio volvió a tomar el periódico y dijo con indiferencia: “No, estabas soñando“.
Femanda estaba confundida
Estaba segura de haber escuchado el timbre del teléfono mientras dormia.
¿Acaso estaba soñando?
Fernanda se frotó la frente y alcanzó su teléfono en la mesita de noche, via una llamada perdida de Sebastián.
Femanda frunció el ceño
Sebastián habia despertado?
En ese momento, Mansol salió de la cocina con la comida y llamó a Femanda: “Fernanda, hora de levantarse a comer!”
“Está bien”
Femanda dejó el teléfono a un lado.
Al día siguiente, el abogado envió a Femanda el borrador del acuerdo de divorcio, y por familia Borrego.
Al ver a Femanda, Camila se alegro y la recibió: “Señora! ¡Por fin regresa!”
la tarde, ella decidió volver a la casa de la
Al ver las heridas en Fernanda, Camila se sorprendió: “Señor, ¿qué le pasó a usted también?”
“¿Dónde está Sebastian?”
“El señor
Camila no había terminado de hablar cuando Sebastián bajo por las escaleras.
Parecia haberse recuperado bastante bien ese día.
Eso le dio tranquilidad a Fernanda
Fernanda se dirigió al salón y le dijo a Camila: “Camila, necesito hablar con Sebastián, ve a limpiar el jardin.
“Si, señora“.
Camila miró preocupada a Femanda y luego a Sebastián.
Sebastián se sentó junto a la mesa a cenar sin mirar a Femanda ni una vez.
Fernanda colocó el acuerdo de divorcio que había preparado el abogado frente a Sebastián,
“Este es el acuerdo de divorcio que prepare con el abogado, firmalo“.
Sebastián, sosteniendo su tenedor, se detuvo y miró friamente a Fernanda: “¿Divorcio?”
Fernanda respondió con serenidad: “Si, divorcio”
Sebastián se levantó y se acercó a ella, preguntando palabra por palabra: “Quién te dio permiso para preparar un acuerdo de divorcio?” “Si ninguno de los dos se agrada, ¿para qué forzamos a estar juntos?”
“No nos agradamos?”
Sebastián pareció enfurecerse, las venas de su frente se tensaron: “Femanda, no eras tú quien me seguia todos los dias, rogándome que me cosara contigo?”
Al recordar el pasado, Fernanda pensó en lo tonta que había sido, y dijo: “Tú lo has dicho, eso fue en el pasado. Si tú no me quieres,
